Desarrollo de habilidades de pensamiento crítico y creativo en la educación superior

A continuación se presentan una serie de conceptos e ideas creativas sobre la formación de universitarios con criterio, profesionales capaces de aplicar sus conocimientos científicos y universales en la resolución creativa de problemas cotidianos.

domingo, 11 de julio de 2010

Realimentación de la docente del curso Pensamiento Crítico

Haciendo un breve recuento de nuestra jornada en este curso, iniciamos analizando la importancia del pensamiento crítico y creativo para la vida profesional y cívica de nuestros alumnos en este siglo. Repasamos brevemente los principios neuronales que subyacen el aprendizaje en seres humanos, y leímos sobre un enfoque educativo, la EpC, que nos ofrece recomendaciones generales sobre cómo enseñar. Comprender las bases más elementales del por qué educamos, cómo aprendemos y cómo debemos enseñar sirvió como antesala para proseguir con un tópico de mayor complejidad: el de la enseñanza del pensamiento complejo.

Además, nos familiarizamos con las características del pensador crítico y creativo, y ahora nos disponemos a enfocar la discusión sobre ciertas estrategias pedagógicas que se emplean para fomentar la criticidad y creatividad de los alumnos. Partimos de la discusión, estrategia que, bien empleada, permite que los estudiantes logren aprender a cuestionar las ideas y creencias comúnmente aceptadas, a sujetar sus propias suposiciones a rondas continuas de cuestionamientos, argumentos y contraargumentos, a resolver problemas y a tomar postura sobre dilemas. De las herramientas más propicias para fomentar la discusión está el análisis de casos, así como el aprendizaje colaborativo.

En mi experiencia, una de las dificultades más grandes que tienen los profesores al diseñar experiencias de aprendizaje como estas es que no distinguen entre discutir y conversar. Una discusión enfatiza la inclusión del mayor número de perspectivas posibles y fomenta una disposición autocrítica de cambiar nuestra opinión una vez convencidos por los argumentos de otros. No es meramente un intercambio de preguntas y respuestas de asuntos fácticos indiscutibles. Tiene como propósito, no solo comunicar o verificar la comprensión de lectura de los alumnos, sino dilucidar la diversidad de posturas y opiniones que subyacen la superficie de cualquier tema complejo, así como fomentar la comprensión mutua y motivación hacia el aprendizaje continuo. En síntesis, la conversación no siempre tiene un enfoque, es libre y despreocupada, mientras que la discusión es disciplinada y rigurosa.

Otra diferencia importante es que la discusión involucra reciprocidad, intercambio, indagación y colaboración. El propósito es distinto: dicen Brookfield y Preskill que la discusión ayuda a los participantes a lograr una comprensión más informada y crítica sobre los temas que se abordan; a realzar su capacidad de autocrítica y autoconcepto; a motivar que los participantes planteen una diversidad de opiniones que invariablemente surgen de los puntos de vista que se discuten abierta y honestamente; y a ayudar a las personas a tomar acciones importantes en el mundo. En otras palabras, no existe discusión si la discusión no es crítica.

Para fomentar la discusión, se debe establecer un ambiente que motive a los alumnos a tomar riesgos y a compartir opiniones contrarias a las de la mayoría. El ambiente de discusión debe evidenciar que todo punto de vista está sujeto al análisis, siempre bajo un ambiente de respeto y dignidad. El profesor que utiliza esta metodología debe fomentar la participación de todos los alumnos, en múltiples ocasiones, y sobre múltiples temas, siempre y cuando sus contribuciones agreguen profundidad y diversidad a la discusión.

Nosotros los profesores somos los primeros que debemos modelar las actitudes correctas para la discusión, prestando atención a todas las contribuciones de cada uno de los participantes, tomando interés por lo que dicen, solicitando más preguntas, replanteando lo que han dicho, o bien relacionando lo que dicen con las ideas que se presentaron anteriormente. Debemos restringir nuestro impulso de exteriorizar nuestros propios puntos de vista y motivar a los alumnos a ofrecer múltiples argumentos y contraargumentos que estén apoyados con evidencia, datos y lógica. Debemos mostrar humildad, siendo capaces de admitir nuestros errores de juicio. Debemos apoyar a los estudiantes a que adopten puntos de vista poco populares y reconocer los esfuerzos de aquellos que brindan una observación sabia, un argumento novedoso o un pensamiento reflexivo.

Finalmente, debemos comunicar a los estudiantes que la discusión no se puede emprender sin preparación. El proceso de enseñanza-aprendizaje es un proceso colaborativo que involucra un alto grado de responsabilidad por parte de todos sus miembros. Como docentes debemos insistir en que nuestros alumnos lleguen preparados a clase, con las lecturas y tareas efectuadas, en un acto de mutuo respeto y consideración por el derecho a aprender de todos los involucrados.

Eso sería todo por ahora. Como punto aparte, ¡no olviden vincular su wiki a su blog!

¡Qué tengan una bonita semana!

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